HISTORIA DEL ARSENICO

Fue descubierto por Alberto Magno quien era un erudito y escéptico alquimista alemán debido  a que realizo las primeras descripciones de la reducción del mineral oropimente, sulfuro de arsénico,  a arsénico en 1250, lo cual implicaba calentarlo con cascaras de huevo (CaCO3), o cal (CaO) y a continuación con carbón vegetal. Su etimología procede del latín arsenicum, y éste del griego arsen, que significa enérgico, vigoroso, y a su vez éste del persa zarnik (zar = oro) a través del árabe al-zernig. El oropimente, sulfuro de arsénico, era conocido y muy usado en la antigüedad. El uso medicinal del arsénico fue descrito desde el año 400 A.C. por Hipócrates, quien lo usaba como relajante para tratar lesiones ulcerosas de la piel, más adelante en la edad media fue usado por sus propiedades toxicas como el veneno de elección en forma de arsénico blanco (trióxido de arsénico), en la primer guerra mundial se crearon armas químicas a base de este elemento, como algunos gases, entre los cuales destaca el gas lewisita (clorovinil – dicloroarsina), el cual es un potente agente vesicante, irritante local y toxico sistémico. Y más adelante a principios de este siglo se empleó el arsénico para tratar algunas enfermedades como lo son la leucemia y la sífilis, actualmente se emplea en estadios avanzados de algunas enfermedades como la enfermedad del sueño o como componente de fármacos antiparasitarios.